AZUL



 "Azulejos of Lisbon!
They are piece of my own life,
Which has been glazed with sadness.
Look! on the surface of each tile:a carnation,
 or little bird, a rocking horse, 
a pierced heart,a holly bush. 
Their colour is always moonlight blue-
the colour of the river Tagus."

(Elaine Feinstein)


Por su escasez en la naturaleza, el azul siempre ha servido para representar seres y animales fantásticos, ya fueran temibles o benevolentes. En China tanto el demonio como el dios de la literatura son azules. Y los "caballos celestiales" de Ferghana, segun la leyenda, se alimentaban de alfalfa azul.Los griegos por lo general no lo apreciaban demasiado e incluso, en la lengua griega arcaica, no existía una palabra concreta para definir el azul, sino numerosos términos imprecisos que abarcaban  lo mismo el negro, el violeta, el marrón y hasta el verde. Por eso muchos historiadores llegaron a la peregrina conclusión de que ni los griegos ni los romanos veían el color azul, talvez porque nunca lo reconocieron en el arcoíris: Jenófanes, Anaxímeno y  Lucrecio  veían sólo en el arcoiris el rojo, el amarillo y el violeta.  Aristóteles veía el rojo, el amarillo, el verde y el violeta. Séneca veía el púrpura, el violeta, el verde, el naranja y el rojo. En verdad, desde Aristóteles hasta Newton la clasificación más frecuente de los colores en un eje lineal era la siguiente: blanco, amarillo, rojo, verde, azul y negro.  En este eje, el amarillo está más cerca del blanco, y el verde y el azul están más cerca del negro.
Justo esta complementación del azul y el negro talvez explica que el azul haya sido desde tiempos inmemoriales el símbolo de la eternidad y la inmortalidad humana. O sea, un color mortuorio aunque al mismo tiempo emblema de lo trascendente y también de lo inmaculado. El dios egipcio Amón, el judío Yahvé, el griego Zeus y el hindú Visnú se representaron siempre muy vinculados al color azul. En el arte cristiano, cuando se usa en la vestimenta de algún Angel significa fidelidad y fe. Y en el  manto de la Virgen significa modestia, pureza, como se puede notar, por ejemplo, en la obra pictórica de Bellini “La Virgen del Campo” o La Madonna del Parto de Piero della Francesca.. Fue precisamente el culto mariano lo que convirtió al azul de pronto en un color muy importante que podía competir con el rojo aristocrático y el blanco de la Inmaculada Concepción, sobre todo por su influencia en el arte gótico y sus vitrales:  “Azul de Saint-Denis”, Azul de Chartres” , Azul de Le Mans”,etc…Este azul de los vitrales expresa una nueva concepción del cielo y la luz. Los esmaltistas también popularizaron los tonos del azul en objetos litúrgicos como cálices, patenas, relicarios o en objetos cotidianos como los aguamaniles. Aún así, el arte gótico no logró consolidar definitivamente el color azul para la Virgen.
 Con la llegada del arte barroco el manto de la Virgen pasó a ser  dorado, un color que pasaba como la luz divina. Y así siguió hasta el siglo XIX. Habría que referirse también a la influencia del color azul en la heráldica, los escudos de armas, o su papel en la realeza francesa y en el ciclo artúrico o novelas de Caballerías, pero es un tema muy extenso. Sólo decir que en la leyenda de San Jorge y su lucha contra el Dragón, al santo se le representa siempre vestido de azul y blanco, los dos colores litúrgicos por excelencia.

II-EL AZUL  A PARTIR DE LA LITERATURA ROMÁNTICA.

Pero no sólo el azul es un color espiritual, mariano, ecuménico.  El Diablo también se aprovecha del azul para inducirnos y conducirnos mediante sus engaños hacia el Mal…O hacia la pura melancolía. Esquirol afirmaba que los tintoreros que tiñen con índigo eran más propensos a  estados melancólicos, y los que teñían de rojo escarlata tendían a ser coléricos. Y Paracelso aseguraba que el azul era muy perjudicial para la salud, sobre todo para la mental.  Y moralmente, no siempre evocaba “las buenas costumbres”. Para los antiguos romanos sencillamente era un color denigrante, propio de los bárbaros, celtas y germanos…  El idioma inglés está lleno de muchas expresiones que pueden ilustrarlo: “Blue Gown”,así se le llamaba antiguamente a un vestido humillante que debían ponerse las prostitutas cuando eran arrestadas y remitidas a la Casa de Corrección. “Blue Monday”, el lunes antes de Cuaresma, que debía pasarse en ambiente de total libertinaje, llamado así porque se creía que el libertinaje lo matizaba todo de azul. Baby blue significa "azul celeste" pero también se refiere a la depresión post-parto.
Blue ruin”, especialmente ginebra de mala calidad. “Blue Talk”, conversación indecente. El término al parecer deriva del francés “Bibliotèque Bleu”, el nombre de una colección de relatos obscenos. “Blue Stocking”, una marisabidilla o mujer pedante. Este término tiene una curiosa historia: hacia el año 1400 se formó en Venecia una sociedad de señoritas y caballeros que se distinguían por el color de sus medias(della calza, en italiano). Esta  sociedad perduró en Venecia hasta 1590 cuando se trasladó a París, y de Francia llegó a Inglaterra en 1780 donde Mrs Montague oficializó la insignia del “Bas-Bleu Club” para sus reuniones nocturnas.
En el siglo XVIII ya el azul celeste o claro era uno de los tres colores de moda para vestir, sobre todo entre los nobles y burgueses de Alemania, Francia e Inglaterra. Los otros eran el negro y el gris. Y por supuesto, esta moda del azul con sus variantes se reflejó en la literatura de la época: la Ilustración y el primer Romanticismo. Fue Werther, con su atuendo azul y amarillo quien consagró definitivamente el azul romántico que desató la werthermanía. Todos los jóvenes se querían vestir con el frac o levita azul a lo Werther. Incluso se llegó a crear un vestido “a la Carlota”, blanco y azul con un lazo y cintas rojas: la realidad en este caso imitando a la literatura.(Teophile Gautier, por ejemplo, nos recuerda en sus memorias que Gérard de Nerval se vestía en invierno con un paletó azul)... Goethe siempre estuvo obsesionado con los colores desde su más tierna juventud, especialmente con el azul.  Incluso en 1810 publicó un tratado científico sobre los colores donde precisamente el azul y el amarillo son los dos pilares de su teoría.  Como bien afirma Michel Pastoureau en su libro, el Romanticismo adoraba el azul, sobre todo el Romanticismo alemán que también aportó otro texto emblemático:  “Heinrich Von  Ofterdingen” de Novalis, una novela inconclusa publicada póstumamente en 1802. 
En el libro se cuenta la leyenda de un trovador medieval que sale en busca de una florecilla azul que ha visto en sueños. La flor simboliza la poesía y la vida ideal. Junto al traje azul de Werther se convirtió en la figura simbólica del romanticismo alemán.  En la poesía medieval, por cierto, ya existía el juego de palabras entre “ancolia”(una flor de color azul) y “melancolía”.Este azul romántico que evocaba la poesía pura y los ensueños infinitos duró unas décadas a lo largo del siglo XIX hasta que fue extinguido por los miasmas del realismo burgués y el naturalismo. La levita azul de Werther se convirtió en el frac negro de Eugéne de Rastignac contemplando entre lágrimas la tumba de Papa Goriot, en aquel cementerio de París.

Se podría escribir un ensayo interminable sobre la influencia del azul en la literatura, incluso en la forma de vestir de los escritores como la túnica adzura chiara de Dante Alligheri, el pantalon azul corto de Thomas Chatterton al suicidarse(según la famosa pintura de Henry Wallis) ,la levita y la corbata azul de John Ruskin, la chaqueta y la falda azul de Sylvia Plath, el sombrero azul oscuro de Robert Walser... Ciertamente hay muchas novelas, relatos, poemas,donde este color juega el papel de algo así como un filtro fotográfico que todo lo tiñe de un halo azuloso, misterioso…Cómo olvidar al caballero cristiano vestido de azul que amaba la princesa Zorahayda en Los Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving...La Cartuja de Parma, de Stendhal, la evoco ahora como una novela azul. Sandor Marai tambien escribió novelas azules...Sin embargo “En busca del tiempo perdido”(Proust) la evoco teñida de rosa, violeta y blanco. “Nieve”, esa joya de Orham Pamuk, también es una novela donde todo se respira en azul. Incluso su personaje más memorable se llama precisamente Azul. Elizabeth Costello, la anciana escritora australiana que se inventó Coetzee como su alter ego femenino, siempre viajaba vestida de azul...En “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde, lo único que recuerdo de color azul son los ojos de Dorian: es una novela más bien coloreada de lila, blanco, rojo escarlata, amarillo, púrpura, verde. "The green night of leaves holds purple stars"... Incluso el pintor Basil firmaba sus lienzos con su nombre en rojo vermellón. Por último, no puedo olvidarme de un clásico de la literatura latinoamericana del siglo XX: “Cien Años de Soledad”, de Gabriel García Márquez, donde para la familia Buendía el color azul más bien se asocia al desorden.  Recordemos esa parte donde José Arcadio Buendía amplió su casa hasta convertirla en la más grande, hospitalaria y fresca de todo Macondo. José Arcadio, en su mundo quimérico, imaginaba toda la casa pintada de blanco, pero su mujer Ursula lo bajó de ese mundo al decirle que el Corregidor había ordenado pintar la fachada de azul. Todas las casas del pueblo tenían que pintarse de azul para celebrar el día de la independencia  nacional.  José Arcadio Buendía entró en cólera frente al Corregidor y, entre otras cosas, le dijo: 
“De modo que si usted se quiere quedar aquí como otro ciudadana común y corriente, sea muy bienvenido. Pero si viene a implantar el desorden obligando a que la gente pinte su casa de azul, puede agarrar sus corotos y largarse por donde vino. Porque mi casa ha de ser más blanca que una paloma.”
                                                                                                      
    
(Febrero y 2012)     


                                                                                                           




Referencia:
"Azul. Historia de un color", de Michel Pastoureau
Paidós Contextos
2010
Traducción de Nùria Petit Fontserè

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