Mimi Romanelli offre sa mèche de cheveux à Rilke



No derrama suavemente el perfume arábigo
De una hetaira ni el místico aroma
De esa joven veneciana que pintó Durero.
Mas bien huele
a sudor y a jazmines de la Giudecca.
Huele a siroco y a hollín y-si cierras los ojos-
A fiore di passione...
Negro como su vestido de seda,
Apagado como el topacio de su anillo,
Ese mechón será mi dananke: la moneda
Con la que pague a Caronte mi travesía final.
Oscuro, como la piel de ese gondolero
De amarillo turbante, 
ese mechón fue testigo 
de nuestros besos bajo un puente,
Testigo de arrodillarme ante vos justo al atardecer
Frente al Palacio Mocenigo para decirte:
Yo experimento tu belleza como un niño
Al que le narran bellas historias.
Testigo de arrodillarme ante una Madonna,
Besar la plata votiva de su corazón y decir:
Es ella, es Mimi...
Sé que hemos vivido solo entre nubes.
Sé que hemos bailado solo con la pura musicalidad
De esos nombres: Venecia, Santa Maria dei Miracoli, Canaletto...


Je vous aime. J' entends des cloches

II

Para vos yo no era el Doctor Seráfico
Ni " 'quel poeta Maria"...
Para vos mi nombre solo era murmullo
De un coro angélico acariciando tus ojos,
Tus labios...O una partitura en blanco
Donde tus manos de pianista soñadora
Improvisan azules sonatas de otoño.
Tal vez mi nombre para ti solo era un sentimiento,
como Venecia para mi.
O algo innombrable como Isaaquel,
La sonrisa de Dios.

Dîtes si les violettes sont arrivées

Ah
En la voz del barcaiolo
Hay un aroma de violetas.
Cuando tocas el piano en la penumbra
De tu casa rosada (un rosado de Istria)en el Zattere
Se disipa la espesa y acre niebla del Gran Canal,
Se estremece el dedo de Maria Magdalena
En San Pietro de Castello.
Y hasta en los balcones de un palacio
Lord Byron, vestido de dandy, con sus guantes amarillos
Besa románticamente a la cortesana de turno.
Para vos mi nombre solo era el dorado susurro
Del viento en las adelfas, en los campanarios,
En el pelaje de los gatos al crepúsculo.
Rainer. Renée. Orfeo. Seráfico. Maria...
Ya sólo escucho - aquí en las órdenes angelicas-
El eco de mi nombre como una sonata
que alguien toca al piano en la penumbra
De una casa rosada...
Digo alguien porque aun no puedo distinguir
Sí eres tú o Persefone o Afrodita...

Mio dolce Amico

III
Presiento algo eterno.
Cuando paseamos por el Campo San Polo,
Presiento algo eterno, algo así como el roce
De un dios que no es más que ese humo
De los fogones y el incienso de los templos,
Ya no me oprime el scirocco
Ni la estridencia de los niños jugando a la guerra,
Ni la grisumbre de las ropas colgadas en los balcones
Que de pronto galopan en el viento
Como los blancos caballos de Apolo.
Embriagado por el perfume de plantas exóticas
(Granados, palmeras, tamariscos)
A la sombra de tu voz casi de brisa
Andiamo per  la fodere
Presiento algo eterno.
Y ya no tengo la tristeza de ese león
Sentado a los pies de la Cruz
En la Scuola de San Marco...
La contemplation du soleil
Sur la Piazza de San Marco
T'avait faite te précipiter à la maison
Pour me voir
Cuando paseamos por una oscura salizzada
Y de pronto tus manos dan de beber agua de lluvia
A un gato negro o a un fantasma.
Presiento que ya poseo todo
El tiempo de todos los universos posibles
Para amar,
Y nunca la hosca mirada de la fugacidad
O la hostilidad de las cosas.
Tú eres mi más logrado Ding-Gedicht.
Presiento que ya nunca más sufrire
El eterno exilio de los que nacen
En Tierra de Nadie.
Dentro de una hora, en la Riva,
Veremos la luna llena,
Y veremos también caminar sobre las aguas,
No a la Virgen sino al ciervo con collar de oro
Que viene del bosque de Senlis
Solo para oler el perfume de tu regazo.
Y se acercará sigilosamente
A tus manos iluminadas por la luna
Y beberá mansamente agua de lluvia
Y tu le cantarás viejas baladas
En dialecto veneciano.
Y por fin leerás en su collar de oro,
Con estupor mirándome:
ANNO 1037, MIMI ROMANELLI
HOC ME DONAVIT
El ciervo al marcharse en la niebla
Imitara mi forma de andar o de huir.

Voulez-vous aller à la Maison du Lido?
I y aura de roses

IV

Aroma de sardinas, de grappa, de duraznos.
Aroma de tu cuerpo que florece en mi boca
Como un loto blanco al anochecer...
Un gato solitario pasea junto a la playa
En esta azur tranquilidad del otoño.
Y Goethe, como un niño, disfruta recogiendo
Conchas y piedras multicolores.
Y Gaspara Stampa, melancólica, camina
Hacia el poniente como una donna ideale..
Osiris soy en esta capanna que perfuma
El mechón de tus cabellos en mi mano,
La incesante espuma del mar.
Yo quería ser dragón y no anémona.
Yo quería tener la fuerza de un monstruo,
Y no esta fragilidad de lágrima en tu pañuelo.
Osiris soy en esta capanna y tú,
Isis por fin sin velo de horas y palabras,
Desnuda  y pálida como sol de invierno,
Recompones mi ser despedazado
En mil estrellas fugaces, en mil patrias perdidas,
En mil ensueños...
"Hiciste de mi un laúd. Ahora eres la mano
Que lo toca junto al mar, un Andantino
De Mozart, por ejemplo, o una melodía de Orfeo..."
Aroma de sardinas, de grappa, de duraznos.
Osiris fui en tus brazos,
resucitado,
en esta azur tranquilidad del Lido.

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