ETERNIDADES (CHARLES SIMIC)

Discreto lector de discretas vidas.
Sillas donde nadie nunca se sienta.
Motas de polvo, se han acabado sus días
de danzar.
Cardumenes de peces amarillos
en el papel de pared descascarado
fijando sus ojos en ti.
Es tarde por hoy, es tarde.
Un minúsculo crucifijo sobre la cama
custodia un reloj detenido.
*
Habitación de coser, hebrosa luz del dia
à través de una ventana pequeña.
Tú nunca te pondrás en mi lugar,
Eternidad.
Yo vengo con fecha de caducidad.
Mis tijeras cortan paños negros.
Clavo agujas de plata en un maniquí
del sastre
musitando el nombre de un hombre
mientras apunto a su corazón.
*
Raleigh jugaba a las cartas con sus
verdugos.
Yo me siento sobre un ratón muerto en la cocina.
Calurosa noche, la ventana abierta,
el aire colmado de aromas de lilas
Y el fuego acumulado de asadores
del vecindario.
Mi adorable vecina debe estar durmiendo
desnuda,
o prendiendo una cerilla para ver
qué hora es.
*
La angustia de las ramas en el viento,
¿es el mar que escucha sus confesiones?
Así lo creen las pequeñas nubes blancas.
Se están apresurando para oír.
El barco en su rumbo al paraíso
parece atascado en el horizonte,
prendido por un dorado alfiler del sol.
Solo las grandes rocas actúan
como si nada importase.
*
Conciencia, ese horrible poder,
con su vasta red de espías,
arrestos secretos en la noche,
temibles prisiones y reformatorios,
azotando y forzando confesiones,
crucifixiones de madrugada.
Un pájaro muerto, minúsculo, en mi mano
es toda la evidencia que tienen.
*
La extendida pradera bordeada
por un riachuelo,
una chica desnuda a caballo.
Si, eso lo recuerdo.
La luz solar en la pared del retrete,
un pequeño árbol en el patio que teme
a la oscuridad,
La voz del zorzal ermitaño.
*
Pensamientos asustados de la luz,
asustados unos de otros.
Escuchan el tictac de un reloj
como redil de ovejas guiadas al matadero.
Los segundos mantienen un buen ritmo,
se aprietan juntos, no miran hacia atrás,
todos preocupados, mientras marchan,
sobre lo que puedan estar pensando
sus pastores.
*
Un silbido del viento en la ventana abierta
hace que suspiren las hojas.
"Vengo hacia ti como alguien
Que está muriendo de amor"
dijo Dios a Cristina Ebner
en esta anodina, bochornosa noche.
"Vengo hacia ti con el deseo que siente
El novio por su novia"
*
La gramola del alma
está tocando melodías clásicas
en el cielo
tachonado de estrellas.
Cuando le pregunto a Dios
qué tamaño de moneda acepta
soy acogido
con sepulcral silencio.
(translated by Jo Ruiz)

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