PARIS NO SE ACABA NUNCA, DE VILA-MATAS.

Estas memorias de los años 70 pueden leerse lo mismo como un ensayo sobre Hemingway o una partícular "guía triste" de París donde aparecen los parques, los cafés más célebres,personajes como Margarite Duras-que fue su casera-, Severo Sarduy, Georges Perec, Roland Barthes, Borges, Paloma Picasso...hasta Jean Seberg, aunque en escorzo:

"Una mañana ví de verdad a Jean Seberg. Andaba con el pelo muy corto(como una heroína de Hemingway), gafas de sol y un vestido blanco de lunares negros. La ví pasar muy rápido por delante de uno de los frontones neoclásicos del Palais de Chaillot, donde hay inscritas en letras doradas unas solemnes frases de Paul Valéry escritas especialmente para ese lugar y que de pronto, ante el paso veloz de la bella Seberg, parecían estar encontrando su verdadera significación:
Depende de quien pase para que sea yo tumba o tesoro."

Es Vila-Matas en su salsa: pródigo en citas, en ironías, sarcasmos, hasta en situaciones cómicamente grotescas como esa disputa que tuvo en la cafetería del Ritz con su mujer-hubo algo más que palabras gruesas- por un malentendido sobre un célebre encuentro entre Hemingway y André Malreux poco después de la liberación de París. Lo de Hemingway en este libro es casi una obsesión: no sólo porque intenta parodiar su famoso "París era una fiesta", sino porque el propio Vila-Matas está convencido de que, con los años, cada vez se parece más fisicamente a Hemingway. Incluso cuando escribe,en un soberbio capítulo, sobre un idilio amoroso que tuvo el autor de "El viejo y el mar" con una chica de 18 años en Venecia, se nota una cierta nostalgia, una cierta envidia por no parecerse a Hemingway en eso .

"¿Y qué hacía yo en la buhardilla de Duras? Pues básicamente tratar de llevar una vida de escritor como la que Hemingway narra en París era una fiesta. ¿Y de dónde había sacado esa idea de tener a Hemingway como referencia casi suprema? Pues, de cuando tenía quince años y leí de un tirón su libro de recuerdos sobre París y decidí que sería cazador, pescador, reportero de guerra, bebedor, gran amante y boxeador, es decir, que sería como Hemingway?"

Por supuesto, durante su estancia en París no llegó a ser nada parecido a ese "héroe" hemingwaiano que, dicho sea de paso, ni el mismo Hemingway lo fue, al menos según como él nos ha contado en sus libros.
Las memorias parisinas de Vila-Matas no son más que un testimonio de un fracaso, el fracaso de un joven escritor barcelonés que quiere conquistar París con su primera novela, y al final tiene que regresar a su tierra sin parecerse en nada a Hemingway.

"Y hacia Relais me encaminaba cuando, andando por el boulevard de Saint-Germain, pasó como una fuerza del Mal, rozándome a propósito, con la música a todo volumen, el Mercedes descapotable de Paloma Picasso y quedaron mis pantalones totalmente empapados de agua."

Especial interés tienen también las páginas dedicadas a Margarite Duras, a Borges y sus lecturas clandestinas en la librería Zekian.
Un libro teñido de melancolía pero, como casi todos los de Vila-Matas,salpicado también de frases de suprema ironía y anecdotas humorísticas que no tienen desperdicio. Porque, al fin y al cabo, como dice el propio autor de Breve historia de la literatura portátil:

Nadie nos pide que vivamos la vida en rosa, pero tampoco la desesperación en negro.

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